Por lo general me
salgo de la línea de relatos que llevo y eso se debe a que escucho una
conversación acerca de la mitología griega con muchos errores y escribo sobre
ese tema para aclarar el asunto.
En la Mitología Griega una ninfa es una diosa menor que cuida un sitio
específico como un río, un bosque, una floresta, una montaña, etc. Las representan, por escrito y en imágenes, siempre
jóvenes y bonitas desnudas o semidesnudas en campos muy bellos cantando y
bailando y seduciendo a quien se las encuentra.
Como no tenían una dirección fija ni cuenta en el
Facebook, por lo general las pillan otros personajes llamados, sátiros de quienes
hablaré en próximo capítulo, y estos no pierden el tiempo con flores ni
serenatas o poemas de amor, sino que a lo que vinimos vamos y dele que dele al
asunto… y hasta donde se la historia las benditas gozaban con estos encuentros.
No crean otra cosa, que si no le sacaban gusto a las violadas, pues no volvían
y, si señores, regresaban en manada a que les dieran por el… digo gusto… y los
otros tampoco se hacían del rogar, así que unas con ganas y los otros también. Lo
malo es no haber estado por esos campos.
Se les aplicaba el título de olímpicas, no por ser
deportistas y competir en ningún deporte sino por ser del Olimpo, la morada de
los dioses y se decía que eran invitadas a las reuniones de estos en el Olimpo y que eran hijas de Zeus.
Claro que a este señor le adjudicaban muchos hijos, porque nena que veía le
caía y tome para que lleve. Aunque nunca
envejecen ni mueren por enfermedad, las ninfas pueden engendrar de los dioses hijos
completamente inmortales, ellas mismas no son necesariamente inmortales y
suelen morir algunas de distintas
formas. Creo que por su fama de fácilongas era que las invitaban, para servir
de postre después de las reuniones
Homero, el señor de la Ilíada y la Odisea las describe con más detalle
presidiendo los juegos deportivos y acompañando algunos dioses mayores como Artemisa, Apolo y Hermes entre los juiciosos. Pero, también a
los sinvergüenzas como Pan y Dionisos, el dios del vino, lo recuerdan?
Con frecuencia
eran el objetivo de los sátiros, casi todos los días, pero tampoco era culpa de estos
muchachos inquietos y libidinosos. Salían a recorrer los bosques con sus patas
peludas y su sonrisa morbosa y ¿qué encontraban? Unas muchachas empelotas
cantando, bailando y coqueteando… ya lo
dije antes, pues manos a la presa y zas. Este zas es para que imaginen la orgía
porque ellas andaban en grupo y los sátiros en manada y yo no quiero que me
cataloguen de pornográfico. Es posible, también, que se me acuse de
antifeminista por no culpar a los sátiros pero eso es lo que dice la historia
oficial de la mitología.
Después seguimos hablando de estas niñas culiprontas y
estos muchachos arrechos porque voy a desayunar.
Edgar Tarazona Angel