Siempre hay alguien más de
malas que cualquiera; en la mitología griega encontramos varios ejemplos como
Prometeo, que ya les relaté en otra ocasión, y hoy le toca el turno a Sísifo.
Este señor era ni más ni menos un rey, de Corinto, Grecia, porque en Colombia
también tenemos un pueblo con ese nombre pero solo tiene alcalde. Pues un día
estaba este joven recostado en el prado de su palacio reposando el almuerzo
cuando vio pasar un águila enorme con una muchacha en sus garras, imaginen el
tamaño de ese animal, digo el ave no la mujer.
Pues apenas pasó volando
en avechucho cuando aparece el dios Asopo (después les cuento quién diablos es
este que no lo había oído nombrar) todo preocupado preguntando por su hija;
decía que Zeus se la había robado porque ya llevaba tiempo que la pretendía y
le echaba los perros y dio la casualidad que eran los que había visto pasar
Sísifo. Y le dijo al viejo que Zeus águila aterrizó en esa isla que se ve allá.
Como todo padre que se respete arrancó para la isla a rescatar a su niña pero
Zeus le mandó un rayo para espantarlo y supuso que el sapo que lo delató era
Sísifo.
Zeus era, además de
mujeriego, bisexual y otras yerbas, bien vengativo, así que mandó al pobre
Sísifo de patas para el infierno griego que era el Hades a que se quedara por
toda la eternidad, pero aquí no termina la historia. Cuando el joven se vio
muerto le dijo a su esposa Mérope (aquí si me joden los griegos porque yo no
sabia que los muertos hablan): “Mija, no me cremen ni me entierren que yo me
las ingenio para volver otra vez donde mija que es tan linda”. Y en los
infiernos se tramó a la Proserpina, la reina de ese sitio, para que lo dejara
salir a organizar sus funerales, con la promesa de regresar lo más pronto
posible.
La diosa le dio el permiso
pero el joven se hizo el pendejo y se quedó fresco en la tierra hasta que Zeus
lo pilló y lo mando de nuevo a los infiernos a cumplir el siguiente castigo que
es la gracia de esta historia: Todos los días debe empujar una piedra
gigantesca por una ladera bien empinada, y cuando ya va a coronar la cima debe
salir corriendo de para abajo , para que no lo alcance, no sé qué velocidad
tiene pero nunca lo alcanza y cuando llegan abajo ambos; o sea Sísifo y la
hijuemadre piedra, tiene que empezar a empujarla de nuevo y así todos los días
por toda la eternidad, eso sí es mucho castigo tan HP… ¿Si o no?
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