Este monstruo aparece en muchos
relatos mitológicos de diferentes regiones del mundo. Pero el que me
corresponde por el interés de esta página es la Hidra griega. La más importante
es la de Lerna, y matarla fue uno de los trabajos de nuestro héroe Hércules; el
segundo para los curiosos. Para no demorarlos el asunto es como sigue (La
historia del forzudo ya la conté en otro capítulo y no los aburro repitiéndola)
La Hidra griega era un engendro de
muchas cabezas cuyo número varía según la borrachera del narrador, o eso pienso
yo; los menos exagerados dicen que tres y los exagerados cien, mil y más.
Afortunadamente no usaba sombreros no cachuchas porque el gasto sería muy
hijuemadre. Tenía forma de serpiente pero con tantas cabezas el tamaño debía
ser kilométrico. Y como en Grecia todos tienen padre y madre pues este monstruo
era hija de Tifón y Equidna. No me pregunten cómo harían el amor porque la
imaginación no me da. Y miren que hasta le achacan ser la madre de Quimera que
ya les diré quien era esta belleza.
La Hidra tenía la virtud, digo que
virtud pero que va, de perder una cabeza y le brotaba otra. Los exagerados
dicen que dos por cada una mochada. Bueno, el asunto es que una de las cabezas
era inmortal para mayor problema. Olvidaba decir que la de Hércules solo tenía
nueve porras. Pues con una antorcha quemaba el cuellos de la que cortaba y no
podía nacer otra, hasta que solo quedó la cabeza inmortal que se la guillotinó
de un machetazo y la enterró donde nadie la encontrara.
Para no aburrirlos les cuento que su
guarida estaba en el lago de Lerna y era un lugar sagrado donde vivían las
Danaides, una muchachas lo más de lindas, y la Hidra era la cuidadora… así que
gracia, quien se arrimaba. Y hasta tenía adoradoras y sacerdotisas. Y no lo
digo yo, algunos arqueólogos muy serios encontraron un templo dedicado al
culebrón. Así le dicen los mexicanos a las telenovelas y yo pienso que esta
culebra es la protectora de esta clase de producciones que hacen llorar a las
señoras y cada vez que una telenovela termina es como si se perdiera una
cabeza, por eso nacen tres o cuatro novelas más. El Señor nos proteja, jajaja.
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