En realidad la Odisea empieza ubicándonos en el palacio de
Ulises en Ítaca donde estaban su esposa Penélope, su hijo Telémaco y una manada
de pretendientes vagos que pretendían casarse con esa hermosa mujer convencidos
que Ulises jamás regresaría. Todos estos sinvergüenzas pertenecían a las
mejores y más ricas familias griegas y se creían con el derecho a permanecer a
diario consumiendo los vinos y las deliciosas comidas en el hogar de nuestro héroe.
Penélope, antes de que se me olvide, es la imagen de la
esposa fiel que espera a su marido durante veinte años, a pesar de que todos le
dicen que no regresará, y muchos le aseguran que está muerto. Ella no acepta
las propuestas de matrimonio que le hacen todos los jóvenes que la acosan y la
presionan para que se decida por alguno de ellos. Debo decirles que no ´podía
sacarlos de su casa porque la hospitalidad griega le impedía expulsar esa
manada de vagos que la pasaban a diario bebiendo, comiendo y jugando, ante la
impotencia de ella, su hijo y los criados.
Ante los requerimientos de los pretendientes Penélope se ideó
una estratagema; un día los reunió y les aseguró que cuando terminara de tejer
una hermosa mortaja de tejido muy complicado, escogería a su esposo entre
ellos, y ellos aceptaron. Telémaco se enteró por su madre (la de él) cual era
el propósito de esta propuesta y partió, de noche y a escondidas, en un barco
en busca de su padre. Mientras tanto su madre (ya les dije cual) tejía todo el
día pero desbarataba de noche todo lo tejido para volver a comenzar el día
siguiente. Esto se volvió un cuento de nunca acabar pero por más que los
pretendientes apuraban ella les recordaba que habían aceptado sus condiciones.
Y dele que dele a la aguja todo el día y a desbaratar de noche. Mientras tanto
su querido esposo seguía buscando el camino pero Poseidón, dios de los mares, y
otros dioses le ponían trampas para perderlo. Por fortuna la diosa Atenea
estaba de su parte y lo ayudaba a solucionar las dificultades.
Por ahora dejo a Penélope aburrida con tantos pretendientes
metidos en su palacio noche y día, a Telémaco embarcado buscando a su padre y a
Ulises tratando de regresar.
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