domingo, 29 de mayo de 2016

LA NINFA ECO


No sé porque no les había contado sobre esta ninfa, pero revisando la historia de Narciso la recordé y aquí va su propio mito. Eco es una ninfa de la montaña enamorada de su propia voz, fue criada por ninfas mayores y educada por las musas. Era una joven hermosa y sus palabras eran melodiosas y parecía que nunca habían sido pronunciadas. Como siempre Zeus, que andaba a la cacería de mujeres jóvenes y bellas, comenzó a seducirla y claro, la celosa Hera, su mujer, lo pilló y castigó a Eco quitándole la voz y lo único que podía pronunciar era la última palabra que pronunciara la persona que estuviera con ella (Esto me parece una injusticia porque el castigado debía ser el maldito de su marido por morboso). No podía participar en conversaciones y por eso se retiró muy lejos de los humanos.
Por esos bosques estaba cuando apareció el bello Narciso cuya historia conté en estos días. Eco se enamoró perdidamente y lo seguía a todas partes y cuando Narciso la descubrió ella no le pudo confesar su amor por el castigo que pesaba sobre ella. Bueno, esta es una versión un poco diferente de la otra que conté pero lo que sigue si es igual. Recuerden que Narciso estaba enamorado de si mismo y cuando ella por señas le hizo entender que lo amaba se rio de ella y la pobre corrió a refugiarse en una cueva donde lloró hasta morir, no dicen si deshidratada, de hambre o de amor, ustedes escojan. Digo deshidratada porque de tanto llorar debió quedarse sin líquido dentro de su bello cuerpo. Bueno, pero el lindo también recibió su castigo porque contemplando su reflejo se fue de cabeza al rio PO y se ahogó.
Dicen otros que su muerte fue de otra manera y fue por amor de otra clase porque el dios Pan la cortejó y como ella no le hizo caso ni se lo dio, el cabrón (este si es eso porque tiene forma de macho cabrío revuelto con humano) ordenó a sus secuaces matarla y descuartizarla, tema muy apropiado para las películas de terror modernas que no tienen mucho de suspenso sino de carnicería. Sus pedazos fueron dispersos por todas partes y cada pedazo es el que repite los sonidos por los valles y montañas.

Edgar Tarazona Angel

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