Este muchacho tiene un espacio muy destacado en la mitología por
todo lo que hizo, pero también por las circunstancias que rodearon su
nacimiento. El rey Acrisio de Argos fue al oráculo, como hacían todos los
griegos, y éste le dijo que su destino era morir a manos de su nieto. Esto que
le dicen y el cucho mando encerrar a su hija única Dánae en un sitio que no ha
dejado poner de acuerdo a los historiadores, unos dicen que en una torre de
bronce y otros un subterráneo; como sea el sitio tenía una ventanita para que
le entrara el aire y el sol a la linda chica y esto con el fin de que no
conociera ningún tumba locas que la enamorara y le llenara de huesitos la
barriga.
Pues el asunto es que nuestro padre Zeus pasó un día y la vio y se
llenó de ganas de conocerla y de todo lo demás y como no había manera de entrar
ni de convencer al celoso padre esperó que la muchacha estuviera desnuda
bronceándose y el mañoso Zeus se transformó en una lluvia de oro y cayó sobre
ella dejándola embarazada. Eso dice el cuento pero lo que más me impacta es que
este fue un polvo de oro, no un polvo como los demás, no señor. Y no crean que
todo pasó y listo, algunas lenguas viperinas culpan del embarazo a Preto,
hermano del rey pero lo cierto del caso es que nació Perseo y su abuelo no se
comió el cuento del embarazo celestial.
Y ¨¡qué hizo el maldito viejo? Pues mandó construir un enorme
cajón donde metió a su hija Dánae y su nieto Perseo y los mandó arrojar al mar.
Como Zeus sabía todo lo que sucedía en el Olimpo y sus alrededores, le pidió a
su hermanito Poseidón que mantuviera el mar en calma para que los náufragos
pudieran encallar en la costa y así fue que las tranquilas olas los depositaron
en una playa de la isla de Sérifos gobernada por Policdetes y su hermano Dictis
que recogieron a la madre y el niño y los criaron como si fueran de su familia.
Más tarde, Polidectes se enamoró de Dánae. Pensando que el joven
Perseo podía ser un estorbo para sus planes, intentó librarse de él mediante
una estratagema: hizo creer a todo el mundo que pretendía conquistar a la
princesa Hipodamía y pidió a los habitantes de la isla
que le entregase un regalo cada uno como presente, para poder ofrecerlo a su
vez a la princesa. Perseo dijo que no pondría reparos para entregar cualquier
cosa: incluso si hubiera de ser la cabeza de Medusa, que era una de las tres Gorgonas y
podía convertir en piedra a los hombres sólo con la mirada. Polidectes aceptó
como regalos los caballos de otros habitantes de la isla, pero no aceptó los de
Perseo, y le mandó que le trajese la cabeza de la Gorgona que le había
prometido
Hasta aquí la historia del nacimiento de Perseo. A mi me cabrea
que haya tanto rey como si se dieran silvestres. Alguno me dirá que en Grecia
existían las ciudades estado pero es que las encuentro por todas partes como
las malas hierbas. Aquí termina el capítulo de hoy y en el próximo aparece lo
más bueno.
Edgar Tarazona Angel
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