Cualquiera puede pensar que esto no tiene gracia y que limpiar un establo es labor fácil; el asunto se complica si debe cumplirse en un solo día y dicho sitio nunca había sido aseado y contaba con cientos de animales; ustedes pueden imaginar las toneladas de estiércol y orines que se acumulaba en el lugar. Pues Hércules tenía algo de negociante, así que fue donde el Rey Augias y se ofreció para limpiar sus establos a cambio de una parte del ganado, el rey aceptó con la condición de que lo hiciera en menos de 24 horas con la sospecha de que no podría y así humillarlo y no cumplir el trato.
También debo decir que el inmenso rebaño
estaba custodiado por doce enormes toros que su padre Helios le había regalado
y que impedían intrusiones de hombres y animales, entonces nuestro héroe no
busco escoba, baldes, trapero y detergente, ¿para qué?, así nunca terminaría.
Subió a la montaña donde nacían dos ríos; el ALFEO Y PENEO, hizo un canal para
desviar el cauce y que las aguas pasaran por los establos y cuando estuvo todo listo soltó ese chorro de
agua que limpió toda la mierda acumulada en años de suciedad.
El rey Augias se emputó, como decimos en Colombia,
y le dijo que no le pagaba el trato, que el trabajo lo hicieron los ríos no
Hércules, que ni pensara en reclamar las reses prometidas y lo mismo pensó
Euristeo, alegando que este trabajo no contaba en el castigo. El héroe entonces
convocó varios pueblos aliados que no les nombro para no confundirlos y se
enfrentó a Augias en una guerra donde murió su hermano Ifides, al ser derrotada
pactó una tregua y tres años más tarde volvió con mejor ejército y derrotó a
Augias. Para celebrar su victoria Hércules funda, por así decirlo LOS JUEGOS OLÍMPICOS (acá tienen mis
queridos lectores una de las hipótesis del origen de estos juegos que congregan
los mejores atletas de todo el mundo cada cuatro años).
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