lunes, 27 de junio de 2011

LA CAJA DE PANDORA



Esta historia me encanta, pero no me pongan cuidado por lo que digo al final, es sólo mi punto de vista. No los demoro más, la leyenda es como sigue.
Prometeo, un buen muchacho, obediente y juicioso, convivía con Pandora, una chica linda y tonta (así me la imaginó pero ustedes pueden crear otra imagen) Pero también esta Epimeteo, hermano del primero y el polo contrario de su hermanito. Debo advertir que el mismo mito varía de ciudad en ciudad griega y yo también me confundo a veces, pero les extraigo lo importante para que nos vayamos entendiendo.
Lo importante es que un día los dioses le entregaron a Prometeo un cofre, que pasó a la literatura como caja, para que lo guardara hasta que enviaran un mensajero a recogerlo. Pero, había una condición, por ninguna circunstancia la caja debía ser destapada bajo pena de grandes calamidades. Prometeo aceptó confiado en su buen juicio pero olvidaba a su enamorada y a su propio hermano.
Epimeteo le picó la curiosidad a Pandora y tanto insistió que un día que ella estaba sola, eso dicen los chismes, pensó levantar solo un poquito la tapa y mirar el contenido y luego cerrarla con rapidez. Pero como dicen los campesinos “una cosa piensa el burro y otra el que lo enjalma”... y no fue sino que la chica abriera un poquito para que todo el contenido de la caja saliera en borbollón como un volcán en erupción.
Este es el origen mítico de todos los males que afligen a los seres humanos porque en la caja estaban ni más ni menos las enfermedades, los celos, los resentimientos, los odios y todas las cosas malas que pueden afectar el cuerpo y el espíritu. Pandora se sintió empujada hacia atrás y cayó de espaldas observando con terror esa nube oscura, maloliente y zumbadora que revoloteaba por la habitación para escapar luego por la ventana. Como pudo se paró y tapó la caja… pero ya era tarde.
Se humedeció con saliva las picaduras de todo su cuerpo porque los engendros y monstruos que liberó la habían picado por todas partes. Como puede suponerse, las picaduras comenzaron a doler y Pandora a llorar a moco tendido, no sé cómo serán los mocos tendidos pero así dicen en el habla popular, y en esas estaba cuando escuchó una vocecita que salía de la caja pidiendo que la dejara salir.
Ni pendeja que fuera, pensó Pandora, después de la mano de picotazos que me dieron esos bichos, dejar salir otra, mamola. Pero creo que ustedes ya sospechan que la muchachita era bastante curiosa y levantó de nuevo la tapa y vio una pequeña figura luminosa (yo siempre que leo este mito me imagino a Campanita la de Peter Pan) y la dejó salir. La figurita voló alrededor de Pandora y las heridas curaron de inmediato, el dolor se fue y la invadió una sensación de bienestar increíble.
- ¿Quién eres?- preguntó Pandora
- Soy LA ESPERANZA, respondió Campanita, perdón, la pequeña figura alada que salió de la caja.
Y este es el origen mítico de los males y de LA ESPERANZA, que es lo último que se pierde. Yo agrego, tal vez porque fue lo último que salió de la caja de Pandora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario